La sombra de Devendra Banhart es alargada y no le será fácil a Andy Cabic librarse de ella, siendo un colaborador habitual del neo-hippie venezolano desde sus inicios. Sin embargo, este músico de San Francisco ha procurado crear con su proyecto personal, Vetiver, su propio camino disco a disco, siempre enmarcado en la música tradicional norteamericana. En ese sentido, Vetiver nunca se ha salido más de la cuenta de los estándares más ortodoxos y eso no les ha permitido encontrar un cómoda posición en la segunda línea del folk-pop.
La música de Vetiver es como un champú especial para bebés de esos que no provocan lágrimas: un bálsamo fresco, esponjoso, aromático y suave que repele el desagrado. Siempre es un placer volver a ella, y es igual de terapéutica y preventiva que un buen masaje o una sesión de acupuntura.
Su música suena tenue y apacible, como un sueño atrapado en la Costa Oeste de principios de los 70, bajo un cielo añil en el que las estrellas se alinean según aquella “cosmic american music” que definiera Gram Parsons. Empastado con una gran atención al detalle, su folk rock bucólico filtra especias británicas y añejas ‘pedal steel’, evocando algo así como una nueva lectura del espíritu de George Harrison a cargo de unos Grateful Dead comandados por Gene Clark.