Por Bruno Corrales
“Siempre que tocamos aquí, llueve”, bromeaba Fernando Alfaro en una de sus primeras intervenciones, con ese peculiar tono severo y sarcástico, aunque a la vez cercano. Resulta que ni el clima queda indiferente ante una nueva cita con uno de los pioneros de lo que ahora conocemos como indie español, autor de himnos con un repertorio de oro y artista inquieto proclive a darle al asunto una nueva vuelta de tuerca. Ese carácter le llevaba a publicar “Sangre en los surcos”, un falso grandes éxitos, realmente una reinterpretación de varias de las canciones que le han acompañado durante tres décadas de trayectoria, ejecutadas de un modo austero junto a sus más recientes colaboradores, los multiinstrumentistas Joel García y Eloy Bernal. Juntos forman el denominado dark folk trío, una mirada cruda a una serie de éxitos incontestables que, en su sencillez, se hacen todavía más grandes.
Así lo pudieron comprobar todos los afortunados que anoche acudían a la sala 0 del Palacio de la Prensa, en plena Gran Vía, huyendo de una lluvia ligera pero constante que llamaba a resguardarse al calor de la música en directo. Entre ese público, otro manchego ilustre como el chanante Joaquín Reyes y músicos de la talla de Joe Crepúsculo. En el caso de figuras como la de Fernando Alfaro, el reconocimiento por parte de las siguientes generaciones es constante y sincero, así como la fidelidad de un público consciente de la propia autoexigencia de un músico de largo recorrido y experiencia. Valgan otros ejemplos cercanos como José Ignacio Lapido, Christina Rosenvinge o Josele Santiago.
La noche trataba de dar rienda suelta a “Sangre en los surcos” (I*M Records, 2018), por lo que no tardaron en llegar varias de las canciones más queridas. Comenzando por “Ricardo Ardiendo”, de Chucho, “Barbaridades” o temas reconocibles de su etapa en solitario como “Camisa hawaiana de fuerza”.
Bajo una gorra y espesa barba blanca, Alfaro atacaba con su electroacústica canciones también de Surfin’ Bichos, caso de “Harto de tu amor” o, por supuesto, “Fuerte”, entusiasmando al personal. También sonarían canciones de otro disco clave como Fotógrafo del cielo (Virus / RCA, 1991), caso de “¿Qué animal es este?” o “Mi refugio”, justo antes de dar paso a un breve bis con “Gente abollada” y un emocionante «Mis huesos son para ti”, tras la que salía del escenario mientras sus músicos celebran la jugada. Una noche para recordar y revisitar de la mano de una de las figuras clave de la música española, sin quien no podría empezarse a escribir su historia más reciente.