Texto: Pablo Luque
Es en formato acústico cuando las canciones muestran su verdadera naturaleza. Si son buenas, no importa con cuántos instrumentos se toquen ni la cantidad de arreglos que lleven: la base de melodía y letra está ahí y es suficiente para comprobar que tienen algo que las hace especiales. Como Tachenko tienen buenos temas de sobra (y lo saben), se han atrevido a desnudar su repertorio y sacar un disco como “Misterios de la canción ligera”, que presentaron en el Teatro Lara.
Los zaragozanos llegaron a Madrid con lo que denominaron un disco “entremés” en el que hay dos canciones nuevas y el resto son reinterpretaciones de clásicos de la banda. Realmente, la noche tuvo dos partes diferenciadas que encajaron perfectamente: la primera tanda de canciones fue en acústico, con los dos capitanes del barco, Sergio Vinadé y Sebas Puente, intercambiando guitarra española, teclado, guitarra de doce cuerdas, etc. Sonaron, entre otras muchas, “Hacia el huracán”, “Vámonos”, “Mordekay” y las dos nuevas “Armagedón” y “Nuestra especialidad”. También echaron la vista atrás para homenajear a Sergio Algora con una canción de los míticos El niño gusano.
La complicidad entre Vinadé y Puente es muy evidente, sus voces empastan perfectamente y las melodías encajan con soltura, demostrando que estas canciones funcionan sin necesidad de artificios. Los Tachenko son buena gente y no pueden evitarlo, se creó un clima de buen rollo entre músicos y público, y daba la sensación de que todos en el Teatro Lara fuéramos amigos de toda la vida. Su pop vitalista tiene ese poder, aunque sería injusto quedarse en la superficie, pues las letras tienen un trasfondo que va mucho más allá y realmente su música de “ligera” no tiene nada.
La presencia de una batería y varios amplificadores en el escenario anticipaba la presencia de la banda al completo, y así fue. En la segunda parte del concierto, ya con los cinco miembros sobre el escenario, Tachenko desplegaron todo su potencial y se pusieron a repartir guitarrazos, porque la presentación de “Misterios de la canción ligera” sólo era una excusa para montar una fiesta. “La resistencia” sonó muy fronteriza, con mucho trémolo en la guitarra de Sebas, dedicaron “Levántate” al Atlético de Madrid y con “Suerte y relámpago” mucha gente ya no aguantaba sentada.
La alegría se desató con “Midas”, “Más madera”, “Escapatoria” y “Tírame a un volcán”. En la final “Dame una pista” ya no había nadie en las butacas porque todos bailaban en los pasillos. La simpatía de Tachenko se transmite a través de sus canciones, y eso no está al alcance de todas las bandas; los maños llevan ya más de diez años de carrera y su música, capaz de provocar sonrisas, es más necesaria que nunca. ¡Por muchos años más de Tachenko!