Tienen más vidas que el más longevo de los gatos, y en todas ellas son los reyes del punk rock más español sin perder su acento gallego. Aerolineas Federales regresan a los escenarios de los que en realidad nunca se fueron con su repertorio más efectista y dinámico, y se meten el público en el bolsillo desde el minuto uno.
Y es que la banda capitaneada por Miguel Costas sabe cómo hacerse querer, y lo bordan desde el primer momento. Por eso saltan al escenario del Garufa Club con una banda sonora épica de fondo y el humo invadiendo el escenario. Primero los cuatro componentes instrumentales de la formación, y después las dos voces femeninas que distinguen al grupo desde sus inicios. Y desde ese momento el respetable olvida hasta el año en el que viven. Comienza el espectáculo.
No tienen un solo tema que no sea un himno generacional: “Mi chica dijo sí”, “No tengo dinero” y “Ahora soy feliz” consiguen levantar al público ya en los primeros minutos de concierto. La sala corea los estribillos y le sigue el juego a Rosa, que desde el escenario avisa “cantáis muy bien pero de bailar poco eh, acercaos”.
Y se acercan. Se acercan y cantan “No me beses en los labios”. Se acercan y corean “No sé ligar”.
Se acercan emocionados y sin titubeos. Todos ellos conocen tan bien como la banda hasta el último acorde de cada tema y lo demuestran con vehemencia. Y entonces suenan los primeros rasgueos de “Soy una punk” y ya no hay pie para medias tintas: se escucha más al respetable que a la banda, que ha dejado de tocar para que los presentes marquen el ritmo del concierto sin pudor alguno. Hasta dos estrofas se marca el público antes de que Aerolineas Federales retome el tema desde el principio. Todo un himno para los presentes, que lo cantaron en los 80 con el nacimiento del grupo, lo recantaron en los 90 con la participación de la banda en el exitoso Xabarín Club –un programa juvenil de la televisión autonómica que marcó toda una generación. La gente hasta falsificaba el carné rebajándose la edad para poder pertenecer al selecto club de los preadolescentes del Xabarín- y lo vuelven a corear ahora, más de una década después, con la seguridad de que hay canciones que tienen más recorrido que el del propio tema.
A estas alturas la catarsis es ya un hecho. Si entrarste en el Garufa Club con la treintena más que cumplida es probable que vuelvas a sentirte un jovenzuelo de veinte. Ese es el poder de Aerolineas Federales… y eso que aún no han desplegado la artillería pesada.
Las versiones de la banda son legendarias. Y con ellas se despiden. “Mi vídeo no tiene mando a distancia” es probablemente la versión más loca y divertida que se ha escrito del clásico “Video kill the radio star” de The Buggles, y desata la locura del personal.
“Vacaciones” es posiblemente la versión más pata negra posible del “Tell me more” de la BSO de Grease, y consigue que los coros se dupliquen.
Y como remate, ya en unos bises muy solicitados y logrados después de que la propia banda tirase de móvil para sacar una foto del entregado público, Aerolineas Federales resucitan el espíritu punk e irreverente de Joan Jett al ritmo de “Quiero rock&roll” (“I want rock&roll”). Una de las mejores versiones de cualquier tema de todos los tiempos. Irreverente, divertida y alocada.
Algo más de una hora de concierto –el punk es lo que tiene, que es breve, intenso y descocado- que logran convertir la sala en un viaje en el tiempo. Porque Aerolineas Federales tienen más vidas que el más longevo de los gatos, y aún les quedan muchas por tocar.