Dorian Wood incluye 3 fechas SON Estrella Galicia en su gira . El 21 de enero al Teatro del Arte, el 23 en #Vigo y 24 en #Santiago con el Festival Sinsal.
La espera para el inicio de la gira del angelino de origen costarricense Dorian Wood entra en su recta final. Será mañana, en el barcelonés Heliogàbal.
Una coproducción entre Houston Party y Born! Music en la que este admirador incondicional de Nina Simone someterá al público a su particular “apocalypse now” en clave pop. Aunque su sola presencia ya aporta vigor de hombre orquesta, además viene con banda, de manera que bajo, percusión, teclados y acordeón envolverán esa voz en tres dimensiones que le sale al abrir la boca.
La comparaciones pueden venir de cualquier lado, desde el más evidente, que sería con Antony Hegarty, hasta las que hablan de Nick Cave y Tom Waits, que se aceptan con naturalidad. Interpretaciones con carga emocional tensa y exuberante, de ambigüedad sexual al descubierto y puñetazo en la mesa, que gritan este soy yo, otro clase de predicador. Wood empezó a cultivarse en el mundo de la partitura desde la infancia.
Transcurridos los años, cambió el conservatorio por los circuitos de bares gay de L.A. Su música era, es, tan académica como “underground”, tan armónica como disonante. Llegó en 2007 su debut largo, “Bolka”, y dos años más tarde el EP “Black Pig Suite”, ambos conjugando el atrevimiento formal de su cóctel (folk, soul, coros búlgaros, música experimental: todo entrelazado), en el que se daban la mano la espiritualidad del sur estadounidense y el virtuosismo del Tin Pan Alley de la época dorada.
Un par de óperas modernas después, así como diversas actuaciones comisionadas por instituciones de prestigio (Los Angeles Contemporary Exhibitions), universidades (UCLA) y museos de renombre (el MOCA californiano), llegó su segundo disco, “Brutus” (2010), un salto sin red, solo voz y piano, grabado en directo en la iglesia londinense de St. Giles-In-The-Fields durante una gira europea. Desde entonces el reto de este fan de Tino Casal (es cierto) fue preparar “Rattle Rattle”, su tercer álbum, que salió en 2013.
Una épica colección de canciones que dispensa como si fueran una pieza. Se ha escrito, sin rubor, que hace pensar en Scott Walker rehaciendo el “Smile” de Brian Wilson. No hacía falta ruborizarse para escribirlo ni al leerlo. Dorian va por ahí. Serán conciertos excéntricos, con aire dramático y fantasmal. Diferentes, como es él.