Cómo nos gusta septiembre. De acuerdo que también el verano, y mucho, más aún teniendo en cuenta la cantidad de festivales tan especiales que hemos podido disfrutar este verano con SON Estrella Galicia. Pero el regreso oficial a las salas supone un ritual reconfortante y cada vez más deseado para los que ansiamos cercanía y canciones a corazón abierto. Cuando el único motivo es la música en directo.
Así, llegaba el momento de inaugurar un nuevo curso en la capital, y lo hacíamos entresemana con una visita de altura. Desde Brooklyn, Steve Gunn volvía para demostrar por qué es considerado un valorado integrante de la nueva ola de folk norteamericano, mano a mano con colegas como Kurt Vile. Con amplia experiencia y una personalidad y puesta en escena sosegada, Gunn prosigue con una carrera en solitario con la que está reinventando el género desde sus pautas más básicas. Madrid era la última parada de su mini gira española, y «The unseen in between” el segundo disco que publica para el prestigioso sello Matador Records, cuarto de su carrera sin contar las numerosas colaboraciones y producciones que durante años le han relacionado con artistas como Michael Chapman, Mike Cooper o el citado Kurt Vile, siendo incluso antiguo miembro de The Violators.
Pero antes tocaba conocer de cerca a Valley Maker, acompañante en este reciente tour europeo, que actualmente continúa. Se trata del proyecto personal de un joven Austin Crane, encantado de volver a Madrid, que desde Seattle va sentando los cimientos de una carrera musical que se antoja interesante, realmente hábil como creador de atmósferas y particular intérprete con una penetrante voz nasal. Presentaba nuevo disco, «Rhododendron», y rápidamente se ganó el favor del público con unas canciones cautivadoras y una timidez encantadora.
Unos minutos después el escenario se llenaba de músicos y las guitarras, antes en reposo rodeando a Valley Maker, desplegaban por la sala un primer tema instrumental de aire psicodélico a modo introductorio. Steve Gunn y los suyos daban comienzo al concierto captando toda la atención y apostando por los temas de su último álbum, con tiempo para hacer un guiño a Michael Chapman adaptando ‘Among the trees’. Canciones de base sólida y de in crescendo demoledor. El concierto, breve para los más entregados, alcanzaba su punto álgido con la interpretación de ‘Lightning field’, también del último álbum de Gunn. Una especie de oda a la inmensidad de la madre naturaleza o evidencia de nuestra insignificancia. Desde la sencillez, el músico estadounidense logra dibujar un paisaje tan rico como desolador: “Into the ground is where we’re bound”. A continuación, espantado el temor de haber escuchado ya la última nota, Gunn regresaba al escenario en solitario para mostrarnos uno de sus temas más oníricos, ‘Morning is mended’, cerrando el concierto con toda la banda de nuevo a pleno rendimiento.
Guitarrista diestro, influenciado por el blues más crudo y con cierto aire jazzístico a la hora de romper los esquemas e improvisar junto a sus músicos, Steve Gunn es una rara avis en el panorama musical. Reservado y amable pero nunca complaciente. El público madrileño supo valorar esa firme honestidad respecto al oficio de escritor de canciones.