Por David Pérez
La tarde de lo que podría ser un miércoles cualquiera, se diluye en la luz dorada de un otoño que comienza a echar de menos los rayos de sol del verano, que una vez más nos engañó prometiéndonos que se quedaría para siempre. Pero llegamos al destino y justo cuando bajamos las ventanillas, el “You get what you deserve” de Big Star que susurra la radio, se escapa por las ventanas y se funde con la brisa de Granada, recordándonos nuestra misión de hoy: La búsqueda de la melodía perfecta.
Y no, no es un miércoles cualquiera, The Posies cumplen 30 años de historia y no podía faltar en sus fechas de celebración, una parada en la tierra de Lorca y Morente, con la que guardan desde hace muchos años un idilio especial, habiendo incluso trabajado con grupos míticos de estos lares como Cecilia Ann o el granaíno de adopción Neuman.
Se nota la efervescencia nerviosa en el ojo de patio del Lemon Rock, que pronto dejará de parpadear. La velada vertical comienza a caldearse con los gallegos Maryland, banda que se antoja perfecta para abrir la noche, con un sonido claramente deudor del power pop que le corre por las venas a la banda de Seattle, por la que no esconden su ferviente admiración. Presentan su flamante “Resplandor” (2018) y nos reconquistan con una buena dosis de guitarras y melodías contagiosas, alcanzando momentos de combustión instantánea con hits cumbres de su repertorio, como “Pozo de almas”.
Los vigueses dejan muy buen sabor de boca y todo preparado para que Granada comience a soñar, y eso hacemos desde el minuto cero, ya que Jon Auer y Ken Stringfellow, muy bien acompañados por Dave Fox al bajo y Mike Musburger a la batería y malabares (formación original del “Frosting on the Beater”, su obra cumbre de 1993), salen a corazón abierto con una “Dream all day” que nos noquea desde el primer acorde, dibujando una sonrisa colectiva que ya no se borrará hasta que termine el concierto.
No hay respiro y le siguen “Any Other Way” y una “Daily Mutilation” que rezuma tanta energía que nos hace presagiar que hoy podría ser nuestra última noche en la Tierra. No quedamos en el “Amazing Disgrace” (1996), otro de los discos claves de su carrera, y las voces de Jon Auer y Ken Stringfellow siguen entrelazándose, trepando como enredaderas por cada rincón del Lemon Rock en “Please Return It”, haciendo florecer esa melancolía luminosa marca de la casa, que crece y crece hasta desbordarse en la armonía hipnótica de “Definite door” y “Love letter boxes”, bajo una incesante tormenta de riffs.
La magia continúa y no faltan a la cita los aires sureños del “Blood/Candy” de 2010, disco que grabaron casi en su totalidad con Paco Loco en el Puerto de Santa María, del que nos regalan dos joyas imprescindibles, la belleza cegadora de un “So Carolina” que nos cala hasta los huesos y una “Licenses to Hide” en la que invitan al escenario a Carmencita Calavera, con Ken Stringfellow a los teclados y Jon Auer echando el resto, empapado de sudor y sin parar de saltar mientras rasguea su Gibson SG como si no hubiera mañana. Justo antes, “Here we are, only been a couple of years. Maybe longer…”. Tocados y hundidos de felicidad en una vibrante “I May Hate You Sometimes”, que deja ojos vidriosos y más de un pellizco en el estómago. “Yes it’s true, I’m no good at being the strong man. You’re stronger…”.
Apoteosis final en una enérgica“Everybody Is a Fucking Liar”, en la que Auer canta un fragmento del “Black is black” de Los Bravos, y una antológica “Sola Sister” en la que el público se funde con la banda para siempre.
Aún quedaría la bala en la recámara de “Ontario”, pero si llegamos a Granada tarareando una de Big Star, nos vamos con un “I am the Cosmos” de Chris Bell que para el tiempo y todo lo demás. Treinta años no son nada. Larga vida a The Posies.