Pocos grupos pueden presumir de haber creado escuela, o de abanderar una personalidad propia e inimitable. Desde que allá por el año 2002 apareciera la maqueta “Apaga el día y me quedo”, McEnroe no ha cesado de demostrar ambos atributos. Pocas cuerdas vocales son capaces de soportar tantísima carga dramática como la de Ricardo Lezón, lánguida y convincente al mismo tiempo. Si acaso, tan solo alguien proveniente de su misma estirpe. Alguien que parece haber heredado no solo el talento de su progenitor, sino una intuición musical que encaja a la perfección con el género pop: su propia hija, Jimena, invitada de honor en este familiar SON Records.
La joven, de tan solo trece años, daba una lección de saber hacer a su padre, grabando en tan solo un par de tomas y de manera limpia y concisa, las voces que protagonizan “Un rayo de luz”, tema inédito de McEnroe que, quizá en el futuro, pase a formar parte del que será su sexto LP. “La verdad es que cuando hice la canción, ella estaba conmigo. Y a ella le gusta mucho cantar”, comentaba Ricardo a propósito de esta entrañable decisión.
Con una rapidez pasmosa – venían con parte del trabajo ya hecho, ante la imposibilidad geográfica de reunir a toda la banda en los Estudios SON Estrella Galicia -, Gonzalo Eizaga se encargaba de acompañar a Ricardo y Jimena en el proceso de grabación, encargándose de los arreglos de guitarra y de sintes (quién iba a decir que estos últimos hubieran salido de una simple tablet). “Está quedando extraña”, comentaba Gonzalo. “No solemos sonar así”. “Sí suena a nosotros, pero la canción tiene un paso nuevo en McEnroe. Un nuevo sonido o algo”, añadía.
Parecía que, durante aquellas horas de grabación junto al productor José María Rosillo – “fácil, cómodo. Todo facilidades. Hemos grabado muy rápido”, comentaba Gonzalo de su experiencia trabajando con él -, más que un nuevo SON Records, estuviéramos asistiendo a un punto de inflexión en el sonido McEnroe. “Sí que estamos pensando en qué vamos a hacer después. Realmente es una conclusión que hemos sacado ahora”, explicaba Ricardo. La continuidad del sonido McEnroe no solo encontró su eco aquella jornada en la voz de una adolescente, sino en sus propios miembros, conscientes de su propia idiosincrasia. Lo único que podemos deducir es que, si ya “Donde rugen las flores” (Subterfuge Records, 2015) mostraba una necesidad de “fijarse en la esperanza, dejar de mirar el lado oscuro”, este novísimo “Un rayo de luz” no hace sino continuar esta misma esperanza, encarnada en la descendencia, no solo de un sonido, sino de un punto de vista sobre la vida y la música.