Mientras el parte meteorológico anunciaba una tormenta inclemente sobre Galicia, con lluvia, frío y viento, La Doble Fila -formado por los gallegos Kiko Evia y Santi Vaamonde, el argentino Nico Terrén y el barcelonés Pablo Espadas– debutaron en Lugo y reunieron a su alrededor a un núcleo irredento de fans. No importó la tromba de agua que caía en el exterior del Café Pub Medievo. El público encontró el refugio perfecto para aislarse del temporal con esta fusión entre el rock americano y el fraseo urbano con las rimas de Espadas, que transita por los terrenos emocionales del pop tradicional y juega con el malditismo un tanto canalla.
El concierto lo abrió el lucense Pipo Ouro con una banda “improvisada”, dicho por él, pero solvente. La afición local jaleó el rock and roll desgarbado del gallego, músico que se creció en casa y que mantuvo constantes diálogos con las primeras filas.
Después de casi una hora de Pipo Ouro en el escenario, La Doble Fila abrió su propio espectáculo con canciones nuevas, como “En el nombre de dios”. A pelo y sin apenas comunicación con el público, el combo afincado en Barcelona encadenó sus temas recién salidos del horno con los más conocidos.
Entre los primeros, “Salir de la cama”, “Por tu culpa” o “Las cosas que no son perfectas”, engancharon al momento con el público por la contundencia y el empaque de un grupo bien asentado. Intercaladas a éstas, “Hollywood”, “Cinco Días” -en la que se plantea una venganza contra un empleado de Goldman Sachs-, “Fuego y cenizas” y, sobre todo, “Maldito estúpido”, auténtico hit del grupo en el que se recita el lamento de “por qué te habré dejado escapar”, completaban ese repertorio de mujeres fatales, chulería de barrio y nihilismo chusco.
La Doble Fila elogió la zona de vinos lucense en cuanto tuvo ocasión: “caña y tapa, caña y tapa. Por más que lo explique en Barcelona, no me van a hacer caso”. Todo esto antes de que subiera al escenario Edu Calvario, hermano de Kiko Evia y excomponente de la banda, para acompañar a Espadas en “Laia Molins” y, ya como último bis, en “Viernes de rencor”.
La Doble Fila repartió una buena tunda de rock sureño, country y blues mezclado con el fraseo personalísimo de Pablo Espadas en un concierto familiar y discursivo, pero tan contundente como su último EP de estudio “Nunca Hubo Democracia”.