Festivales los hay de todos los colores pero ninguno como el púrpura. Purple Weekend, el festival celebrado en León desde hace más de 25 años, llega un año más para reivindicar la cultura mod en todo su espectro y con el orgullo de ser una de las citas musicales con más solera del país. Tras dos días de calentamiento en los que contamos con las actuaciones de The Kumari, The Limiñanas y Manual Scan, el sábado abrió con esplendor un puente que en la histórica ciudad se vive de otra manera desde mediados de los ochenta.
Patillas, parkas, scooters, camisas perfectamente planchadas y caras conocidas entre sí, Purple Weekend no es un festival al uso, hay algo más. Un modo de vida que una vez al año celebra su convención rodeado de un puñado de bandas que traen a León lo mejor de la música del género. No son las playas de Brighton ni el Pier asoma por la ciudad del antiguo reino. Tampoco hace falta. Con un diciembre extraño hasta para el norte, el sol aún brilla y decenas de personas se agolpan a las afueras del Espacio Vías. Dentro hay muchas más. Están disfrutando de Sister Cookie. Son las cinco de la tarde y los ánimos están ya al máximo. La cantante británica tiene parte de culpa. Derroche de voz y rescatando temas bajo el acompañamiento de una banda tan veterana como elegante. Termina y se abren las cortinas del recinto. Ya ha anochecido cuando The New Piccadillys entran en escena. Lo hacen triturando éxitos de todas las épocas, pasando de clásicos de los cincuenta a “Judy Is a Punk” de The Ramones o “Brand New Cadillac” de The Clash y convirtiendo esos temas en suyos.
Toca moverse a la otra punta de la ciudad. Allí espera el Escenario SON Estrella Galicia, un oasis de calor en una noche castellana. Durante cuatro horas se repartirán el pastel Les Grys-Grys, The Neatbeats y The Strollers. Los primeros en salir son los franceses Les Grys-Grys. Algún tuitero con experiencia ya advertía que no son una banda cualquiera. Extremadamente jóvenes y peligrosamente incendiarios, el quinteto de Montpellier apenas supera la veintena pero se dedican a dar lecciones sobre el escenario. En el del SON la clase es maestra y el público sabe apreciarlo. R&B a metrallazos y puro rock con el que el vocalista se parte los pantalones mientras clava las rodillas sobre las tablas rememorando a James Brown. Los pantalones del padrino eran más resistentes. Mientras, a su derecha, las percusiones van tomando protagonismo. Si Keith Moon quizá fue el culpable de engendrar la mala fama de los baterías, el chaval de la armónica-pandereta-maracas está dispuesto a cambiar las tornas. ¡Plas! Revienta una de las panderetas contra el suelo en pleno éxtasis. Más tarde se cruzará la marea de público con la armónica en mano. Complicado superarlo.
Hasta Japón también llegan las orillas del río Mersey. Así lo demuestran The Neatbeats. Con más años sobre los escenarios -llevan desde el 97 como banda-, el cuarteto nipón demuestran ser todo elegancia en el Purple Weekend. Traje ajustado, tupé perfectamente fijado y sonrisa eterna parecen los tres requisitos para entrar en su club. Eso, y saber tocar. Tocar sin parar. Sin respiro, como en una de esas inventadas huelgas japonesas. Nada parece improvisado, cada movimiento, giro acompasado y baile pegado al borde del escenario. Justo abajo dos filas de compatriotas encaramadas a la primera fila sonríen ante el espectáculo. Takashi “Mr. Pan” Manabe, guitarrista y vocalista principal reconoce que sólo conoce dos palabras en castellano: bacalao y plaza-de-toros. Sabe aprovecharlas bien y juega con ellas hasta conectar con el público y moverlo.
Y si el Purple Weekend se ha convertido en referencia internacional en el género es por ser capaz de cosas como traer a The Strollers. La formación sueca, desaparecida tras desarrollar su carrera a finales del siglo pasado, vuelve a la vida y lo hace pisando el festival leonés en su única fecha en España. El cuarteto, con tres miembros originales, parece lanzado a recuperar los años perdidos y en el escenario, cerrando la noche del sábado, demuestran fiereza y firmeza. Presentan nuevos temas y la voz de su líder arrasa, traspasando el garage punk con el que se hicieron famosos en Europa y hasta acariciando el hard rock. Los años pasan pero el cuarteto parece haberse preparado la noche a conciencia en un directo que cierra una jornada que se alargará hasta la madrugada en el ya conocido Allnighter.