En las historias de terror que se cuentan en Halloween son los demonios, muertos y todo un conjunto de aberraciones los causantes de cada mal que le ocurre a la raza humana. De lo que no se habla, tal vez porque somos nosotros los creadores de esas historias, es de que la mujer y el hombre son los individuos inyectados en el planeta para destrozarlo en un eterno Halloween que dura ya algunos miles de años. De la situación de la Tierra y de ese ecocentrismo del que fue consciente Nika Danilova a finales de 2012 trata “Taiga”, su última referencia bajo el alter ego de Zola Jesus que, un año después de su publicación, presentó en la sala Taboo de Madrid en el marco del 981 Heritage SON Estrella Galicia.
Somos la herencia fueron los responsables de abrir la noche. Habituales del circuito underground, la formación madrileña llegaba con mucho que decir tras la publicación de su nuevo EP “Parálisis del sueño”, un trabajo en el que evolucionan su sonido cold wave y en el que los sintetizadores suenan explosivos. El crecimiento del cuarteto en los últimos años se vio reflejado en un directo que resultó el mejor preludio a una noche de altos vuelos musicales.
Danilova se subió al escenario con serenidad. Menuda, oculta tras una maraña de cabellos y de negro impoluto, comenzó a agitarse por espasmos, demostrando que lo de ayer no iba a ser un directo cualquiera. Zola Jesus llegaba a la capital con cambios en su forma de plantear su música. Con un sonido más luminoso que en sus inicios e introduciéndose en el pop de vertiente R&B, la estadounidense de origen ruso abraza desde su último álbum un sonido destinado al baile sin olvidar los ingredientes que conforman una propuesta inteligente que evita la facilidad y que en vivo tardó poco en demostrar.
Sonaba la canción titular “Taiga” y los metros del escenario se quedaban cortos para Zola Jesus, que no paraba de recorrerlo de una punta a otra como un animal enjaulado. Subida a las barreras que separan el escenario del público o sobre el suelo e impulsándose con sus piernas, Nika Danivola despachaba fiereza en un alarde de energía que no acabaría hasta el final del concierto. En trance, retaba con cada movimiento a los presentes a seguirle con la mirada mientras sintetizadores, trombón y los ecos pregrabados de su voz creaban una puesta perfecta. Animal escénico que no sólo se remite a eso. En un mundo de trampantojos, la voz de Danilova demostraba verdad y pureza, majestuosidad y hasta perfección.
Sin descanso más que el que permite un trago de agua, la épica de “Dangerous Days” entraba en escena y comenzaba un periplo que se extendería hasta pasada la medianoche, que tuvo puntos tan álgidos como la interpretación de “Nails” -en la que se entremezcló con el público recorriendo toda la sala-, la potencia de “Hunger” o la magnífica “In Your Nature” en un concierto en el que Zola Jesus ofrecería la mayor parte de los temas recogidos en “Taiga”, una muestra del portento musical que es sin necesidad de más artificos que los que logra de forma natural y la que quizá sea la mejor forma de vivir una noche de Halloween.