Emily Dickinson escribió una vez: “Only love can wound, only love can assist the wound”; (lo que viene a decir que sólo el amor puede herirnos y solo el amor puede aliviar la herida). Yo propongo cambiar la palabra “love” de esos versos por el apellido Witmer. Y es que, anoche, Denison Witmer inundó el Café & Pop Torgal de acordes, palabras y cadencias que exhalaban una especie de ternura doliente.
Como curiosidad diré que es originario de Pensilvania (EE.UU) que, para los que no se ubiquen, es ese Estado situado debajo del de Nueva York y entre los de Ohio y Nueva Jersey. Fue allí donde se firmó la Declaración de Independencia y la Constitución norteamericana. Y es quizá por esto que para un ciclo bautizado con el nombre de American Autumn supone un plus contar con un cantautor nacido en lugar tan significativo.
El concierto lo abrió una sencilla pero imperiosa Marem Landson acompañada, en esta ocasión, de Druso Pedrouzo a la guitarra. La ourensana asoma la cabeza con timidez aunque apuntando maneras y prueba de ello son canciones como «West» o «My corazón» -que pocos conocían y, sin embargo, todos bailaron suavente-. Se adueñó del lugar por completo haciendo olvidar a los que habían comprado su entrada que estaban allí para ver a otra persona. Y así llegó el turno del protagonista. Witmer interpretó temas de su último álbum como “Keep mooving brother, keep mooving sister”o “Asa” con una voz sosegada que crea turbulencias emocionales. Y las comparaciones son odiosas, pero con “Take more than you need” se rememora lo mejor de Simon & Garfunkel.
El de Pensilvania tiene ya diez discos de estudio y es colaborador habitual de Sufjan Stevens (y viceversa). En sus trabajos se aprecia una música instrumental que sirve de engranaje entre letra y sentimientos. Tanto es así que incluso pudiera parecer que un acústico dejaría cierta sensación de orfandad al oído, pero el resultado final es el opuesto.
Pero no sólo de temas propios vive el cantautor, así que -recordando a un Bruce Springsteen en versión tenue- tocó «Three little birds» de Bob Marley. El broche de oro lo puso con “Are you a dreamer?” -del largo que publicó en 2006 bajo el mismo título-. Para ello, se situó entre el público y empujó a los asistentes a disfrutar sin micro y sin amplificadores. Empujar de una manera suave, como si tirase de los presentes con una fuerza centrífuga imperceptible. Como si quisiera seducirlos. Y lo consiguió.