Juan Wauters llegaba a Madrid para ofrecer un concierto y acabó dando una fiesta. El artista neoyorkino acudía a la capital en la segunda fecha de un American Autumn que en su edición 2015 no hace otra cosa que dejar grandes citas. Si el lunes era Andy Cabic y su proyecto Vetiver los que daban un pistoletazo de salida de academia, ayer le tocaba el turno a un artista que en los últimos tiempos se dedica a repartir alegrías a los admiradores de la canción americana. A su debut en solitario en 2014 se unía este año “Who Me?”, un álbum en el que sigue explotando la facilidad con la que hace canciones brillantes tanto en castellano como en este inglés racial y extraño que encandila a cualquiera.
Wauters montó una fiesta porque el público que abarrotó el Teatro del Arte tenía ganas de ella. La potencia de sus estribillos, su aire desenfadado y un carisma fuera de lo común animaron a unos adeptos que han crecido de forma efervescente desde que publicase “N.A.P. North American Poetry”. Poco tardaron gran parte de los asientos en quedarse vacíos en favor de danzas al son de los temas del nacido en Montevideo. Bajo un sombrero de pescador y mordisqueando una de las manzanas a las que es adicto, Wauters se acercó al escenario con esa media sonrisa imborrable que siempre está dibujada en su rostro mientras las luces parpadeantes creaban el ambiente perfecto para que lo que iba para una buena jornada acabase en noche memorable.
“Es una lástima que estén sentados”, comentaba el cantante, que no dejaba de agradecer a cada momento el entusiasmo de los presentes. No hizo falta mucho más para que en apenas unos minutos las primeras filas comenzasen a levantarse y a dejarse llevar por el peculiar universo del americano. Tras un repaso en el que los ánimos iban creciendo según sonaban “Sanity Or Not”, “Escucho Mucho”, “En Mi” y el resto de todos esos temas que no llegan a los dos minutos, Juan comenzó a despedirse en un largo adiós que se extendió durante más de 30 minutos. “Me he quedado sin temas”, llegó a decir. No importaba. El público parecía querer estar junto a Wauters hasta que el sol decidiera salir. Tras repetir parte de su setlist y ya con mínimas distancias entre el artista y el público, la noche se cerraba con una de las mejores citas de la temporada.
“He estado en unos cuantos conciertos de Wauters y ninguno había sido como el de esta noche”, comentaba una joven estadounidense a la salida del concierto, certificando que la conexión de la que había sido testigo el Teatro del Arte no era algo ocasional. Había demasiadas ganas de montar fiesta con Wauters.