Hay proyectos que son un viaje. Un viaje hacia fuera, hacia el público, hacia las salas, hacia los directos… y también un viaje hacia dentro, introspectivo, analítico y casi catártico. Luis Brea y el Miedo es uno de esos proyectos, y su viaje bidireccional fue el encargado de abrir la temporada 2015/2016 de SON Estrella Galicia.
Un concierto en la coruñesa Sala Mardi Gras en el que la banda al completo, con Brea a la cabeza, demostró por qué su álbum homónimo ha conseguido una cosecha espectacular de buenas críticas, no sólo a las composiciones y las letras, que viajan entre lo mejor de Los Planetas, Deluxe, Pulp o incluso The Clash, sino también a sus directos, contundentes, divertidos y casi gamberros.
Arrancaba el directo con el single revelación, “El verano del Incendio”, una oda a los festivales estivales que acabamos de dejar atrás y que en las creaciones de Brea cobran nuevo significado. Con una batería imparable dirigida por Lázaro Fernández, dos guitarras llenas de garra –la del propio Brea y la de Jorge Martí– y un bajo discreto, elegante y marcando el ritmo, a cargo de Nacho Mora, el directo de Luis Brea y el Miedo gana enteros.
La banda se siente cómoda sobre el escenario. Suenan «Parchís» y «Más de 20» y el bolo empieza a coger temperatura. Las letras de Brea son directas, sencillas. Un canto a la cotidianeidad convertido en poema contemporáneo, capaz de extraer belleza de una noche de sábado haciendo cola en una discoteca de moda, de una manifestación ciudadana o de las siempre presentes rupturas amorosas.
Los sonidos de Luis Brea y el Miedo se mueven entre el pop más psicodélico, el rock clásico, ciertos toques de sonido personalísimo… una amalgama de inspiraciones y filiar personales convertidas en ritmos propios.
Con “Singles” la banda entra en calor. Mientras Jorge Martí afina y la Brea bromea con el público -“tiene que afinar, es que es valenciano”- llega el turno de “Discotecas” y de arrancar una sonrisa a los presente, que se han metido ya en el espectáculo de lleno y esperan cada nuevo guiño, cada salto.
“Ey, que sepáis que Nacho cumplió ayer 40 palos”… así daba paso a “Resurrección” Jorge Martí, mientras la sala aplaudía la efeméride del bajista, coruñés de nacimiento.
A estas alturas de la noche no cabe duda de que El Miedo se lleva divinamente con Luis Brea. Juegan, bromean, saltan al público, coreografían las intros, se ríen en los cambios de tema… y escuchan al respetable, que pide reiteradamente “Mil Razones”.
Con el guitarra bromeando de nuevo -“a mi me enterráis en una bañera de Estrella Galicia eh”- el concierto entra en su recta final. El crescendo de “Tres Cruces” da paso a un momento de calma, en el que Brea afronta solo el escenario con “Baso es con V”, un tema con una inevitable reminiscencia a Los Planetas, en absoluto oculta. El éxtasis final llega con la banda subiendo de nuevo al escenario, poco a poco, paulatinamente, para acompañarle primero en los coros, instrumentalmente después.
Y de repente de nuevo estalla el ritmo. Una batería imparable y unas guitarras que parecen querer comerse la canción a mordiscos famélicos, casi caníbales.
Con “Dicen por ahí” se presagia un final apoteósico. El público recibe con los brazos abiertos a la banda, que abandona todo protocolo, si es que quedaba alguno: saltan, se tiran al suelo, distorsionan con cadencias exquisitas y hasta entregan sus instrumentos a las primeras filas para retirarse entre aplausos.
Un concierto perfecto para arrancar la nueva temporada del Ciclo SON Estrella Galicia, que promete muchas alegrías.