Matt Berninger deambula por el escenario, inquieto, cuando no toca cantar. A menudo coge su copa de vaso ancho y retrocede a un segundo plano mientras los hermanos Dressner ejecutan un final con las guitarras, o simplemente la banda sigue tocando. Cuando regresa, el micrófono es su báculo. Hasta que estalla. El hombre de aspecto tímido y meditabundo aparece en el escenario con la americana sin una arruga, como le gustaba a Dick Diver de «Suave es la Noche». Poseído por sí mismo, termina con la camisa y el pelo desarreglados tras regular el clima en The National con su voz de barítono. De la mano de SON Estrella Galicia, la banda de rock independiente coronó la primera edición del Festival Lapso Music Experience, celebrado este jueves en el recinto ferial de Amio (Santiago de Compostela). El emplazamiento cambió porque la lluvia, inclemente todo el día, hubiera frustrado cualquier intento en el exterior. Las melodías robustas y distintivas de la formación de Ohio nos pusieron a cubierto. «Este sitio también es bonito», resolvió Berninger.
“¿Cómo de famoso dirías que eres?”, “cómo de rápido puedes tocar”, “qué tipo de drogas y cuántas has tomado”, pregunta Tom, su hermano, en un documental extravagante que muestra las costuras de la banda en una gira. Matt se dejó transparentar, durante su primera vez en Galicia, a través de repetidos gracias, alternativamente en inglés y español. Al final descendió de forma torpe al foso y se fundió con el público mientras la banda mantenía la marcha en el escenario. Con el líder engullido por la masa sonaron «Mr. November» y «Terrible Love», los dos primeros bises de un concierto con una veintena de canciones. Los dos últimos discos editados, «Trouble Will Find Me» (2013) y «High Violet» (2010) dominaron catorce temas del repertorio.
La voz de The National es su brújula. Embrida el ritmo en bucle de toda la formación en la emocional «I need my Girl» (recuerda cuando dijiste que lo sentías / a las enredaderas y nadie te vio… Necesito a mi chica) o exacerba el tono en «England«, donde añade a su entregada ejecución tal ímpetu que casi se lleva un monitor a rastras. The National, que cuenta con otros dos hermanos, los Devendorf, en la omnipresente sección rítmica, es mucho más que una persona. La banda fabrica un envoltorio en «About Today» y Berninger apenas si tiene que poner las tildes, abrir la boca y soltar la voz con su impronta más grave, como también sucede en la reconocible «Fake Empire», la última del cuerpo central de la noche. Al final toda la formación construye una coda más acelerada y eléctrica, que va empujando el volumen montaña arriba.
Comparados con Joy Division, U2 o Wilco en cuanto a nivel de trascendencia, The National ha conseguido labrar un sonido insignia, con pulsos marcados, líneas rítmicas que no abandonan y tintes épicos como en «Don’t Swallow the Cap«, «Graceless» o «Sea of Love«, llamadas a subir la adrenalina. También crean paisajes emocionales, de los que exponen la piel, como comprobó Santiago de Compostela con la hermosa «I should live in salt«. Más de 3.000 personas disfrutaron de su apabullante directo.
La reconocida foromación estadounidense subrayó una noche consagrada a la música rock y alternativa, en la primera edición del Festival Lapso Music Experience. Best Boy, una banda pontevedresa creada en 2014 por Ángel Sánchez y Lucas Fernández, abrió el programa exhibiendo su acusada impronta de folk-rock y la americana. Están a punto de editar su primer álbum, «Cross the Border». De Best Boy recogió el testigo la banda de rock alternativo The Gift, de Portugal. Veinte años de experiencia los contemplan. Su bagaje quedó demostrado en Santiago, con un poderoso directo que la cantante, Sónia Tavares, definió tan bien: «Está lloviendo fuera, pero aquí se está de puta madre». Guitarras, teclados, vientos y algún sintetizador arroparon a la decidida vocalista. Y el público, deseoso de energía para olvidar el mal tiempo, lo agradeció.