El 26 de septiembre se subirá al escenario del Medievo Club y un día más tarde hará lo propio en la sala Mardi Gras , salas son estrella Galicia, un cruce entre Albert Pla y Quique González. Un tipo con barba y guitarra al que no le gustan ni las etiquetas ni la promo ni las entrevistas, pero que suena cada vez más fuerte y que lanzará disco en breve.
Si eres un habitual de las ondas de Radio 3, es difícil que no te hayas topado todavía con él, como difícil resulta, también, no cruzárselo en la gira con la que ahora mismo recorre España, que, desde noviembre, le ha llevado por más de diez ciudades y escenarios diferentes.
Pese a ser de la verde Santander, la música de Stanich suena a puro desierto. En sus canciones conviven guitarras áridas, cactus y coyotes con tipos que se la juegan en cruces de caminos. Un léxico de carretera y manta, de calma tensa y tablas que crujen en el porche, que, en otros, sonaría forzado, o quizá tópico, pero que sienta a las letras de Stanich como un guante, y le ha servido a su autor para contar ya, a sus 25 años, con un universo propio y perfectamente reconocible.
«En el desierto es el sol quien hace justicia»
Cuando le preguntamos que por qué le gusta tanto la ley del desierto, el músico nos explica que «en el desierto es el sol quien hace justicia», y que allí «las leyes son más blandas para los coyotes». En un panorama en el que «independiente» se ha convertido en una etiqueta para vender más, Stanich, del que se habla como un ermitaño y un freak –eso dice Sony, su discográfica- recluso en su bohemia y sus canciones, parece no querer apuntarse a ningún carro, y defiende que, en realidad, los cactus son los verdaderos outsiders.
Su álbum de debut, Camino Ácido, producido por Javier Vielba, de Corizonas y Arizona Baby, saltó a la calle la primera semana de febrero de 2014- pero, antes, Ángel Stanich ya contaba con una fiel comunidad de acólitos, que incluye un divertido perfil de groupies en Twitter, las Chicas Ácidas (dicen por ahí que ese punto vulnerable que tiene el músico despierta el eterno «sueño húmedo de protección materna»). Ellos eligieron, desde el principio, un himno de entre todas sus canciones: «Metralleta Joe».